Si amáis a los que os aman,
¿qué mérito tenéis?
Si saludáis tan sólo
a quienes os saludan,
¿qué hacéis de especial?
Vosotros sed perfectos,
como perfecto es Dios.
Quien no va más allá de la mediocridad,
ni mejora su mundo,
ni se alza más allá de su calcaño.
La perfección no es un privilegio,
es un imperativo.
