Miniaturas Inéditas 05

Nadie es inútil.
Nadie ha nacido por fuerza del azar.
Cada hombre es un signo incuestionable
del amor creador de nuestro Padre Dios.

Traemos sobre el alma,
trazado, un gran proyecto
de glorificación y dicha inmarcesible
a la que es preciso llegar
con el empeño de la bondad;
que es el signo más claro
de la actuación y presencia de Dios
en nuestra historia personal.

Nadie es insignificante para sí mismo,
pues no lo es para Dios,
que con su amor nos ha creado.

Condición envidiable, la de ser hombre
llamado a la inmortalidad.

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