No podemos resolver tanto problema
como agobia a millones de personas.
Mas eso no disculpa la inhibición
con que intentamos regir el deber
inexcusable de solidaridad.
Si ayudas a quien puedes,
según la medida de tus posibilidades,
estarás cumpliendo,
de manera aceptable,
el imperioso mandato de hacer el bien
y repartirlo.
Si poco tienes, mucho puedes.
Si tienes mucho, a más te obliga.
Lo cierto es que podemos mucho más
de lo que por egoísmo hacemos.
El caso es hacer el bien a tu medida.
