
El Padre Gago nunca buscó protagonismo ni fama, pero a semejanza de Jesús, no pasaba desapercibido y mucha gente le buscaba para recibir de él una palabra de consuelo, un alivio para su dolor, una luz para su camino.
El periodista Antonio Garrido expresaba así lo que sintió al estar frente a frente del Padre Gago: «Lo podría definir como una sensación de magnetismo, tocado además por la grandeza de la sencillez».
Como él mismo dejó escrito:
«Verán tus obras buenas
si al mensaje de Cristo eres leal.
Y se preguntarán:
¿Quién le inspira esos gestos?
¿Quién impulsa tanta bondad y tanta entrega?
¿De dónde le brota la alegría?»
La alegría, entrega y bondad provenían de su diálogo con el Padre, manteniendo una vida de oración constante, a semejanza del Hijo.