¿Sabías que el Padre Gago se sentía hijo de Dios?

El evangelista nos dejó escrito: «Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!.» (1 Juan 3, 1).

Así, el Padre Gago le habló al Señor como el hijo que se sabe amado por su padre: «A fuerza de sentir repetido en mi corazón tu nombre, Padre, voy sintiéndome hijo sin dudas ni temores. De esta manera, poco a poco, hace tiempo que ya me resultas familiar…. Te pienso, te siento, te nombro, te saludo, te hablo con la conciencia de ser hijo tuyo.» (Gracias, la última palabra, pág.175)

Tal vez ese fue el motivo de su vida ejemplar: vivir con plena conciencia de ser hijo de Dios.