¿Sabías que el Padre Gago veía a Dios en cada cosa?

En la Eucaristía, en el metro, en el café con leche o en la música.

Todo para él era manifestación de la acción amorosa de Dios. Su alma fue un alma atenta que sabía ver en la creación la providencia del Padre que cuida de sus hijos, identificando en cada pequeño detalle lo que para otros pasaba desapercibido.

Y daba gracias al Señor por todos y cada uno de ellos. Así, escribió: «Te damos gracias, oh Dios genial y creativo, por el aceite de oliva, por el pollo troceado, la carne, las verduras, el huevo y las patatas, la tortilla española y los churros para el chocolate el día del cumpleaños de la niña pequeña.» (Gracias, la Última Palabra)