Florece donde estás. Deja de lado
ese condicional en que amparamos
la pereza tenaz.
«Si yo hubiera tenido…»
«Si a mí me hubieran dado…»
«Si yo estuviera allí…»
Estamos donde estamos. Somos quien somos.
Tenemos lo que tenemos.
Dónde estás, con lo que eres
у con lo que posees,
con eso, ahí, así
tienes que florecer y dar tu fruto.
Lo demás son estériles lamentos
y excusas en que ahogar la cobardía.