¿Sabías que sus últimos días de vida fueron sorprendentes?

Sorprenden a propios y extraños por la crueldad del cáncer y la galanura de espíritu con que el Padre Gago afronta la muerte. Él había escrito: “¿Por qué vivir en un puro lamento? ¿A qué conduce el gemido y la protesta? Nada resuelven, agranda la tristeza que es fruto del inconformismo y la impaciencia” (“Miniaturas inéditas”).

Vive la enfermedad y la muerte desde la perspectiva de Jesús en su pasión y muerte, con profunda aceptación y entrega confiada al dador de la vida, el Buen Padre Dios. A pie de cama, de cruz y de cariño estaban: sus hermanos, sobrinos, un amigo médico y frailes de su comunidad. Ellos dan fe de su inquebrantable fe.

El 22 de diciembre de 2012, el Padre Gago entregó su alma al Padre en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Perdimos a un gran sacerdote, a un gran dominico y a un profeta de la comunicación, pero ganamos a un santo, “el santo de la radio”.