Valladolid 25 de enero de 2013.
Sor Pilar, Siervas de Jesús.
Sanatorio Sagrado Corazón de Valladolid.
El P. Gago ha sido alguien que ha significado siempre algo muy entrañable y especial para mí. Por ello, quiero dejar constancia de un hecho significativo y notable, que deseo divulgar.
El mismo día de su muerte, el veintidós de diciembre del año pasado (2012), en las últimas horas de su vida, aseándole, me acerqué a su oído para susurrarle unas jaculatorias. Pero interiormente, le hice una petición personal, que para algunos no significará nada, pero que para mis familiares y para mí es algo grande por muchas circunstancias.
Le pedí en mi interior: “Padre José Luis, cuando estés en el Cielo, vete a ver a Dios y dile: me ha dicho sor Pilar, que le concedas un trabajo a su sobrino, que sólo le queda un mes de margen”.
Yo todos los días le rezaba un Padre Nuestro, en la confianza plena de que me lo iba a conceder.
Así, a los pocos días de su muerte, el diecinueve de enero de 2012, a la 22:00 horas, recibí la llamada de mi hermano que me comunicaba, que a su hijo, mi sobrino por el que le había pedido, había sido llamado a trabajar en la misma fábrica en que estuvo anteriormente. Le ofrecieron un contrato de seis meses, pero prorrogable. Mi sobrino llevaba año y medio buscando trabajo por todas partes: llamando a todas las puertas posibles e imposibles en busca de trabajo y nadie le ofrecía nada.
Inmediatamente se lo comuniqué, con lágrimas en los ojos, a mis hermanas de Comunidad. Fue tanta mi alegría que “ipso facto”, elevé mi pensamiento al P. José Luis, dándole las gracias por su intercesión y por su diligente “trabajo”.
Desde estas líneas, invito a quienes las lean a que encomienden su persona y sus necesidades al P. Gago. No dudo que se lo concederá.
Y a ti, P. José Luis, te renuevo el beso que te di en el Clínico que, como ya te dije, tiene que durarte hasta que nos veamos de nuevo en el Cielo.