El Padre Gago disfrutaba sus vacaciones estivales reencontrándose con su familia. Viajaba siempre libre de equipaje, con un pequeño maletín con lo mínimo imprescindible.
El Papa Francisco en la reflexión sobre El descanso y la oración nos dice:
«El descanso propuesto por Jesús no es un retirarse en el bienestar personal. Él siente compasión. Es posible tener una mirada de compasión que sabe reconocer las necesidades del prójimo, si sabemos detenernos en el silencio de la oración».
Fue así como el Padre Gago vivía sus vacaciones, convirtiéndolas en un deleite para los suyos porque siempre estaba dispuesto a echar una mano sembrando optimismo y buen humor: Paseaba del brazo de su anciana madre, acompañaba y animaba a su cuñado enfermo, se hacía cargo de los niños compartiendo sus juegos infantiles para dar un respiro a sus padres, paseaba a su sobrina nieta en el cochecito de bebé para que se durmiera… Y siempre teniendo presente que podía disfrutar de las vacaciones gracias a la generosidad de Dios.
Así lo dejó escrito:
«Gracias porque al fin del día podemos agradecerte la ilimitada capacidad de viajar para encontrarnos con familiares… ¡Qué raras veces nos detenemos para darte gracias, Señor, por todo lo que tenemos y disfrutamos sin otro derecho que tu generosidad!».
(«Gracias, la última palabra”)
Padre Gago, que, siguiendo tu ejemplo, seamos agradecidos por la bendición de las vacaciones en familia.