
Las virtudes cardinales y teologales determinaron las relaciones del Padre Gago con los hombres y con Dios.
Vivió la prudencia, actuando y hablando en el momento adecuado.
Vivió la justicia, dando a cada uno lo que le correspondía.
Vivió la fortaleza, siendo firme en las dificultades.
Vivió la templanza, actuando con moderación y teniendo control sobre sus actos.
Vivió la fe, reconociendo la manifestación de Dios en la vida.
Vivió la esperanza, confiando en las promesas de Jesús y trabajando por la construcción del Reino de los Cielos.
Vivió el amor, obrando desinteresadamente sin esperar nada a cambio, cumpliendo así el primero y más importante de los mandamiento “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.”