Miniaturas 015

No hay voz como esa voz
que mansamente grita
con claridad rotunda, sin soborno posible:
la voz de la conciencia, el monitor de Dios
que anticipa el anuncio у el mensaje,
el aviso y la norma a que hay que someterse.

Ya no es el puro instinto o el impulso reflejo
el que dicta la ley reguladora
o el código vigente que es preciso cumplir.

Nada tan respetable ni de tanta obediencia
como esa voz genuina
que el corazón engendra
fecundada por la verdad de Dios.

No hay paz como la paz íntima
que produce en el alma proceder en conciencia.

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