El Padre Gago daba gracias a Dios y rezaba por las personas que cuidan a los enfermos, a los que consideraba «santos, curtidos entre las flaquezas de los sufrientes».
Él mismo, durante su larga enfermedad, recibió cuidados de hermanos de comunidad, profesionales y familiares, para quienes siempre tuvo palabras de agradecimiento. El Padre Gago fue aliento para estos buenos samaritanos y a menudo les recordaba las palabras de Jesús:
«En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).
El Padre Gago así lo dejaría escrito:
«Debo darte gracias, Señor de la misericordia,
por la multitud de cuidadores de personas en situación de dependencia
…
Por su atención continuada, dedicación minuciosa,
delicadeza exquisita y paciencia inacabable.
…
Te damos gracias por ellos que reencarnan al buen samaritano,
oxigenan la atmósfera con su bondad, volean sonrisas en su derredor
y ellos mismos maduran su alma con todas las virtudes.
¡Cómo no habríamos de darte gracias por estos santos,
curtidos entre las flaquezas de los sufrientes!»
(De su libro “Gracias, la última palabra”)
Padre Gago, intercede por todos los buenos samaritanos que cuidan de los enfermos.